Se dice mucho que 28 días después se hizo con un presupuesto de tan solo 8 millones de dólares, pero realmente no muchos saben lo que eso significa: un rodaje prácticamente de guerrilla en el que todo lo que pudo salir mal, salió mal. Tanto, que la película se quedó sin final por falta de presupuesto (después, el estudio dio más dinero para grabarlo, tras unos pases de prueba desastrosos), Christopher Eccleston aceptó cobrar menos dinero en un recorte de emergencia y, para colmo de colmos, el 11-S tuvo lugar en mitad de la grabación, poniendo problemas para cada escenario en el que pretendían rodar. Eso sí que fue cine de terror.

28 rodajes después
Entre las dos posibles opciones, Danny Boyle y su equipo siempre escogían la barata. Por ejemplo: ante la posibilidad de que un jet pasara por un plano, les salía más barato conseguir uno de verdad que hacer uno por CGI, que por aquel entonces podía salir por 70.000 libras (ahora, claro, sería al revés).
Uno de los planos más icónicos de 28 días después es ese en el que Cillian Murphy pasea por un Londres desolado en el que no hay nadie, al mejor estilo Abre los ojos. Sin embargo, no tenían dinero para cortar la calle principal de la ciudad, así que en su lugar lo que hicieron fue grabar a primera hora y pedir amablemente a los pocos transeúntes que hubiera a esa hora que no pasaran, o lo hicieran por caminos alternativos.
El plano quedó perfecto, pero hay otros en la película donde, si te fijas, se ve el truco: en un plano en el que los protagonistas están en una carretera vacía, puedes ver a lo lejos la señal de Stop que puso la policía para que nadie se colara durante el rodaje. Las cosas locas del cine de guerrilla.