Antes de Star Wars había poco espacio para la ciencia ficción, pero George Lucas demostró que la gente quería historias provenientes de otras galaxias. El indudable éxito que tuvo la saga en todo el mundo abrió la veda a otras producciones del estilo, como Battlestar Galactica -que ha dado lugar a su propia franquicia-, Starfighter: la aventura comienza -considerada de culto para toda una generación- o Battle Beyond the Star, con un éxito más moderado.
Una de las que salió en esta oleada de 'guerras galácticas' fue Saturn 3, una cinta británica protagonizada por Farrah Fawcett, Kirk Douglas y Harvey Keitel que se estrelló en taquilla. El presupuesto de la cinta fue de tan solo 10 millones, pero no consiguió recaudar más de 5. Al mismo tiempo, generó todo tipo de reacciones negativas.
Hasta Roger Ebert -posiblemente el crítico con mejor reputación de la historia- no escondió su odio hacia la cinta: "¿Por qué la ciencia ficción filmada casi siempre parece obligada a ser tonta, tonta, tonta? El nivel de inteligencia del guion de Saturn 3 es sorprendentemente bajo; la historia es tan absurda que sería motivo de risa en cualquier clase de secundaria del país; y aun así, la película fue financiada. Esta película es increíblemente estúpida, totalmente inverosímil desde un punto de vista científico y un vergonzoso desperdicio de dinero". Y se quedó bien a gusto.
Saturn 3 se ambienta en un futuro lejano, donde la humanidad vive en una Tierra superpoblada. Buscan esperanza en estaciones remotas a lo largo del Sistema Solar y contactan con ellos a través de naves espaciales que viajan entre estaciones.
El capitán James está a punto de viajar hacia una de esas estaciones cuando es asesinado por el capitán Benson. Éste escapa y llega a Saturno, donde le esperan Adam, Alex y su perrita Sally. Los tres disfrutan de su aislamiento lejos de los problemas de la Tierra.
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El punto más bajo de la carrera de Harvey Keitel
Como cuenta Marshall Fine en el libro Harvey Keitel: the art of darkness, el actor llevaba unos meses sin empleo cuando le ofrecieron ser el villano de Saturn 3, un papel que aceptó y que terminaría siendo "el punto más bajo de su carrera".
Una de las razones por las que fue un fracaso, según apunta el autor de la novela, fueron los problemas de mando. Iba a ser dirigida por John Barry, pero el productor Stanley Donen no estaba nada contento con él, así que lo reemplazó una semana después de iniciar la producción. "A diferencia de algunos de los jóvenes directores con los que Keitel había trabajado, Donen era un dictador de la vieja escuela, más interesado en que la película se terminara", recoge el libro.
Resulta que no fue el único punto bajo de la carrera del actor. Unos años después volvió a encontrarse sin empleo ni dinero, así que "se vio obligado a aceptar un papel en una miniserie efectista para la televisión italiana, Baciami Strega (Bésame, Bruja): 'Necesitaba dinero. Estaba sin blanca. No conseguía trabajo en Estados Unidos. Era la segunda vez en mi vida que estaba sin blanca. La otra fue Saturn 3".
Puntos bajos los tenemos todos, lo importante es saber salir de ellos. Y, oye, como todo, Saturn 3 tiene su público.
