Bastien (interpretado por Ciryl Gane), un exluchador de MMA, vive recluido y atormentado, apartado del mundo desde que, tres años atrás, mató accidentalmente a su contrincante Enzo durante un combate que marcó para siempre su existencia. Su retiro no es voluntario, sino una forma de penitencia: se ha encerrado en una rutina solitaria, cargando con la culpa como una condena invisible. Pero su aislamiento se ve interrumpido cuando la viuda de Enzo lo localiza inesperadamente. En un giro tan dramático como inesperado, no busca venganza, sino ayuda: su hijo adolescente, Léo (Maleaume Paquin), ha desaparecido en los peligrosos suburbios del norte de Marsella, una zona marcada por la pobreza, la violencia y el creciente dominio del crimen organizado. Bastien, a pesar de sus fantasmas, es su única esperanza. Obligado a enfrentarse no solo a su pasado sino también al presente brutal de la ciudad, Bastien inicia la búsqueda del joven. En el camino se cruza con Kenza (Alice Belaïdi), una joven agente de policía con un carácter decidido y una voluntad férrea. Kenza no solo lucha contra el crimen, sino contra un sistema que parece permitirlo. Su determinación por desmantelar el nuevo imperio delictivo de Marsella se alinea con la misión de Bastien, aunque sus métodos y motivaciones sean muy distintos.